sábado, 20 de diciembre de 2014

¿Pesadillas o Terrores Nocturnos?

¿Pesadilla o Terrores Nocturnos?

Las Pesadillas son principalmente sueños incómodos en los que la niña o el niño, una vez despierto, es capaz de relatar el sueño con bastante detalle. Suelen provocar un brusco despertar y sensaciones de temor, terror, miedo e incluso ansiedad.

Algunas herramientas prácticas que recomendamos:
  • Acudir a la habitación del niño o niña en actitud serena y observar en qué estado se encuentra, nos ofrecerá datos del tipo de pesadilla o del nivel en qué se encuentra. 
  • Acercarse, hablar utilizando un tono de voz tranquilo.
  • Indicarle que ha tenido una pesadilla mientras dormía y que ya ha finalizado.
  • Indicarle palabras que le evoquen sensaciones positivas para que retome el sueño contribuyendo a que la pesadilla comience de nuevo.
  • Si el estado de ansiedad es muy alto, se recomienda acompañar al niñ@ hasta que se encuentre más tranquilo.
  • A la mañana siguiente es recomendable hablar con el niñ@ de lo sucedido para conocer cómo se encuentra y si existe alguna situación que le genera tensiones.


Los Terrores Nocturnos suelen provocar reacciones en el niño o niña estando totalmente dormidos tales como levantarse y sentarse en cama, gritar, llorar temerosamente y/o manifestar nerviosismo o ansiedad. No suelen despertarse y si lo consiguen, no hay un recuerdo detallado del sueño y sí un estado de temor, de miedo, desorientación o mismo un estado de confusión por no entender qué ha ocurrido.
Algunas herramientas prácticas que recomendamos para ir disminuyendo las crisis:
  • Acudir a la habitación del menor y mantener inicialmente una actitud protectora de acogimiento, velando por su seguridad para evitar daños físicos durante la fase de crisis.
  • Hablar con un tono de voz tranquilo, sereno, paciente y en bajito.
  • No intentar despertarlo, es más recomendable reducir tensiones a través del acompañamiento y el tacto, por ejemplo.
  • Una vez alcanzado el estado de calma, propiciar la continuidad del sueño.
  • Si el niñ@ llega a despertar, explicarle que ha tenido un mal sueño y propiciar la continuidad del descanso.
  • A la mañana siguiente, se recomienda hablar de la situación intentando no generar mayores tensiones en el menor ni haciéndolo sentir culpable. Dadas las causas de los terrores, el cómo hablar de las mismas puede aumentar el daño sin ser conscientes de ello. 

Suelen ser más habituales las pesadillas y si bien no son episodios que constituyan un grave problema, si éstos permanecen en el tiempo o generan efectos secundarios que causen un malestar en las vivencias de los niñ@s, SI es conveniente recibir asesoramiento o intervención psico-educativa que contribuyan a paliar o reducir estos efectos.

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