domingo, 29 de marzo de 2015

El abandono... un sentimiento observable!

El abandono familiar
He logrado ver el sentimiento de abandono de un niño o una niña, digo ver porque pienso que el abandono en una persona no se siente, se ve, se observa, en el color de su mirada, en el candor de la sonrisa, en la calidez de un abrazo, en el agarre de una mano, en el soporte del regazo o en la espera de una palabra.
He visto el abandono en muchas de sus casuísticas, también lo he percibido en el dolor activo de la parálisis de las emociones porque sentirlo paraliza, genera miedo, pánico y sí que hay que aprender a verlo, percibirlo y notarlo... porque! sentirlo es imposible!.


Sobre el abandono se interviene, se trabaja, se educa, se rehabilita, se reeduca pero éste no se olvida, es una carga emocional imposible de reparar en su totalidad. El abandono familiar es un daño emocional, un daño incomprendido, una desaparición sin respuesta, una ausencia de causa y de motivo, una falta de respuestas de por vida y una ruptura de las raíces biológicas, del ser y del existir.
Y las posibles respuestas por ende, vendrán siempre de boca de terceras personas... ¡verdad o mentira! la persona abandonada, la niña o niño, debe depositar su confianza en terceras personas.

 ¿Cómo se genera esta confianza? 
¿Por qué si ya me han engañado tengo que volver a confiar? 
¿Por qué sé que lo que me cuentas es verdad? 
¿Porque tú lo sabes? 
¿Mi vida a quién pertenece? 
¿Quién soy?

Estas interrogantes son tan sólo un pequeño ejemplo de las dudas, miedos, temeridades y desequilibrios que aparecen así sin más.


El abandono familiar es el peor de los silencios, la peor de las desapariciones para quien la padece. 

La responsabilidad de las personas que trabajamos en el ámbito de la intervención familiar como parte implicada en la protección de la infancia es intervenir sobre el daño de manera eficaz y eficiente y ofrecer nuevas alternativas posiblemente mejores, quizás no peores.
El coste para las personas es muy alto pero quizás también sería muy elevado el coste de vivir el abandono sin haber sido abandonado "del todo". 

Esta reflexión tiene difícil respuesta, el hábitat natural de desarrollo es la familia entendiendo el concepto familia como un concepto de convivencia entre personas que se encuentra en constante cambio. 
¿Cuál es el coste personal, físico, psicológico y emocional que debe pasar el menor por permanecer con los miembros de su familia nuclear? 
¿Y extensa? 
¿Y adoptiva? 
¿Y acogedora?

El modelo de familia no debería ser el punto de mira y sí las condiciones en las que los menores viven, en muchas ocasiones condiciones que un adulto sería incapaz de soportar o mantener en el tiempo pero parece que nos encontramos en una sociedad en la que aquello que no se ve y de lo que no se habla, no importa.
Y hoy no entraré en este debate pero en nuestra sociedad se habla por ejemplo que un menor cuándo inicia un proceso de adopción o acogimiento está de enhorabuena porque se le han acabado sus problemas... tremendo error de pensamiento, sus problemas no acaban, inicia una nueva vida pero ello no siempre significa que sus atenciones sean las adecuadas a sus necesidades,  tiene que aprender a construir una nueva vida en torno a unas personas desconocidas y tiene que aprender a entender su historia, su pasado y su abandono, sus raíces no existen, el vínculo se ha perdido y el apego hay que trabajarlo 

¿el niño o la niña? 
¿La familia adoptiva o acogedora? 
O quizás ambos... 

Siempre se enfatiza en el menor, es el que siempre está en el punto de mira y sobre el que se cuantifican sus conductas en buenas o malas y quién realmente debe proteger, educar y atender son las personas de la familia adulta y aquí el camino por crear es largo. No existe formación de calidad, no hay seguimientos exhaustivos ni actuaciones de prevención que tengan como objetivo la protección del menor. 
Mucho silencio en torno a estos temas, muchas experiencias traumáticas por contar, muchas familias destrozadas y muchos menores abandonados más de dos veces. ¿La culpa de las familias? en absoluto..., para ellas sufrimiento, dolor, vergüenza, pánico y en muchas ocasiones separaciones provocadas por situaciones familiares insostenibles en donde la causa radica en el desconocimiento.


 Administraciones, instituciones, leyes, dotaciones presupuestarias, formación, interés y preocupación y la vida sería más sencilla para todos y todas pero... nadie alza la voz ante estas situaciones!
¿Y es que a nadie le importa? A mí sí y mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario